Estas
son las etapas del perdón verdadero:
1)
Identifica tus emociones (a menudo hay más de una). Toma consciencia de
la
acusación que te haces a ti mismo o que le haces a otro y de lo que ésta te
hace
sentir.
2)
Asume tu responsabilidad. Ser responsable es reconocer que siempre
tienes
la opción de reaccionar con amor o con miedo. ¿De qué tienes miedo? Date
cuenta
también de que tienes miedo de que te acusen de tener miedo.
3)
Acepta al otro y suéltate. Para lograr soltarte y aceptar al otro, ponte en su
lugar y
siente sus intenciones. Acepta la idea de que la otra persona se acusa y te
acusa
probablemente de la misma cosa que tú. Ella tiene el mismo miedo.
4)
Perdónate. Esta es la etapa más importante del perdón. Para realizarla,
date el
derecho de haber tenido y de tener todavía miedo, creencias, debilidades y
límites,
que te hacen sufrir y actuar. Acéptate tal y como eres ahora, sabiendo que
es
temporal.
5) Ten
el deseo de expresar el perdón. A modo de preparación para la etapa
seis,
imagínate con la persona adecuada en el acto de pedirle perdón por haberla
juzgado,
criticado o condenado. Estarás listo para hacerlo cuando la idea de
compartir
tu experiencia con dicha persona te suscite un sentimiento de alegría y
de
liberación.
6) Ve a
ver a la persona en cuestión. Exprésale lo que has vivido y pídele
perdón
por haberla acusado o juzgado y por haber estado resentido con ella.
Menciónale
que la has perdonado sólo si te lo pregunta.
7) Haz
el enlace con un cordón o una decisión ante uno de tus progenitores.
Recuerda
un acontecimiento similar que ocurriera en tu pasado con una persona
que
representase a la autoridad: padre, madre, abuelos, maestro, etc.
Generalmente
será del mismo sexo que la persona con la cual acabas de realizar el
perdón.
Vuelve a efectuar todas las etapas con esta persona (la figura de
autoridad).
Cuando la emoción sentida
sea hacia ti mismo, realiza los pasos 1, 2, 4 y 7.
Date el
tiempo necesario para realizar el proceso del perdón. En cada etapa
puede
pasar un día o un año. Lo importante es que tu deseo de lograrlo sea
sincero.
Cuando la herida es grande y profunda o el ego se resiste, puede tomar
más
tiempo. Si la etapa seis del proceso del perdón te resulta difícil, debes saber
que es
el ego el que se resiste. Cuando piensas: “¿Por qué ir a pedirle perdón por
estar
resentido con él cuando fue él quien me ofendió? ¡Tengo toda la razón del
mundo
para estar resentido!", es tu ego quien habla. El deseo más grande de tu
corazón
es hacer la paz y sentir compasión por el otro.
No te
preocupes por la reacción del otro cuando vayas a pedirle perdón.
Respeta
su reacción y la tuya. Nadie en el mundo puede saber lo que va a suceder.
Si al
otro le cuesta trabajo recibir tu petición de perdón, es que él mismo no puede
perdonarse.
Aunque tú lo hayas perdonado, no puedes hacerlo por él. Deberá
lograrlo
por sí mismo. No eres responsable de su reacción, sólo de la tuya. Por otro
lado,
el hecho de perdonarte a ti mismo es un hermoso ejemplo para ayudar al otro
a que
también lo consiga.
Recuerda
que el hecho de perdonar a alguien no significa que estés de
acuerdo
con la ofensa, sino que estás en vías de decir que, con los ojos del
corazón,
has sido capaz de ver más allá de la ofensa, de ver lo que pasaba en el
interior
de la persona. Gracias a este perdón podrás concederte más fácilmente el
derecho de ser tú mismo,
con tus sentimientos humanos.