Miedo a lo desconocido

En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto. Siempre que hacía prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre. 

Puerta acero

En esta sala el rey les hacía formar un círculo y les decía entonces:
- Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las flechas de mis arqueros o pasar por esa puerta misteriosa.
Todos elegían ser muertos por los arqueros. Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo sirvió al rey se dirigió al soberano y le dijo:
- Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?
y le responde el rey:
- Dime soldado.
- ¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?
- Ve y mira tú mismo.- respondió el rey.

El soldado entonces, abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo hacía, rayos de sol entraron y aclararon el ambiente. Descubrió sorprendido que la puerta se abrió sobre un camino que conducía a la libertad. El rey explicaba al soldado:
- Yo daba a ellos la elección, pero preferían morir que arriesgarse a abrir esta puerta.
Maestro: ¿Cuántas puertas dejamos de abrir por el miedo de arriesgarnos? ¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?
Fuente: autor desconocido

Fragmento de "Carta a una mujer alcohólica"

Si yo viviera frente a su casa y observara su valiente y vana lucha contra su enfermedad, y le hablara algunas veces cuando nos encontráramos por casualidad, no me atrevería a decirle personalmente lo que ahora le escribo. Usted no me lo permitiría, porque tendría miedo de mí: Pensaría que estoy en la conspiración universal contra usted y se ofendería conmigo por sospechar su secreta agonía.
Si nos miráramos cara a cara, yo no podría encontrar un modo de hacerle saber cuánto me agrada usted. No podría decirle que no le encuentro nada despreciable ni ridículo, ni motivo para predicarle, pues usted no me dejaría hablar acerca de lo que no es nada más que su fatal enfermedad. Ambas fingiríamos que tal enfermedad no existe. Por lo tanto, tengo que escribirle. Le escribo esta carta con mucho amor y respeto y solo usted sabrá que es para usted.
Usted y yo empezamos por tener algo en común. Ambas sabemos que está usted secretamente preocupada en una forma terrible debido a su problema alcohólico.
Usted podrá tener cualquier edad; podrá ser una colegiala, una joven madre,una profesional admirada, la esposa de un hombre importante o una abuela.Puede que sea una extrovertida y animadora de las reuniones sociales a que asiste,o una persona asustada con complejos de inferioridad que tiene que buscar coraje en la botella antes de intentar hacer cualquier cosa, por simple que sea para otra gente.
Usted puede haber estado bebiendo durante meses o años. Puede ser que se sintiera horrorizada y lo negara acaloradamente si alguien le dijera que es una alcohólica, pero secretamente se está preguntando si no lo será. Contestaré a eso inmediatamente, diciéndole que si usted no pude controlar su modalidad de beber, si bebe más de lo que usted misma admite, las probabilidades son de que es una alcohólica. Al escribir esta palabra, me refiero a una persona victima de una enfermedad que, avanza progresivamente, constantemente, reduciendo nuestro mundo, hasta llegar al extremo en que no se desea más que el alcohol y nada parece real sin alcohol.
Por ser una mujer, sus hábitos de beber son problablemente muy secretos, puesto que habrá hecho todo lo posible para ocultar su enfermedad a todos, incluso a usted misma. Y puede ser que haya tenido éxito. Puede ser que nadie sepa todavía, que usted acostumbra a beber un solo "coktail" en público,sabiendo que la primera copa es el principio de una larga serie durante la cual inevitablemente,perderá el control. Puede se que sea una bebedora de"dormitorio" y tal vez en este momento esté en su cuarto con la intención de buscar la botella que tiene escondida en sus ropas o en alguna caja de zapatos.Puede ser que su familia nada sospeche de sus frecuentes "dolores de cabeza"
Por otra parte, puede que sea una de esas sombras que viven sus vidas en los bares y discotecas.Puede ser que sea usted el problema del vecindario o el escándalo de su pueblo. Su familia puede haberse cansado de ocultar su modalidad de beber; puede que aún sus mismos hijos ni siquiera se preocupen ya en buscar excusas para justificarla. O puede que haya usted perdido a su familia debido a su impotencia para controlarse con la bebida.

 
Pero cualquiera que sea la etapa en la cual se encuentra en este momento, hay todavía esperanzas para usted.Usted no se merece los discursos de los que no comprenden su problema,ni las acusaciones que le hacen tales como las siguientes: "Si verdaderamente nos quieres, dejarías de beber" o "No piensas en nadie, sino en ti misma." "Debería darte vergüenza con tu educación, y todas las oportunidades que has tenido". Usted no es un monstruo egoísta e inmoral. Todo lo contrario, es una mujer que está desesperadamente enferma.
Después de comprender esto, el próximo paso es aceptar el hecho de que está usted libre de toda culpa. Cuando admita que es una alcohólica, ya no merece ser condenanda y castigada (aparte del castigo inhumano que se ha infligido usted misma). Debe sólo aceptar y reconocer el hecho de que está enferma. Su enfermedad es peligrosa y puede destruir todo lo que le rodea; si esa enfermedad no se detiene a tiempo puede destruir e] cerebro y el cuerpo de la víctima. Pero no es su "culpa," como no lo sería si tuviera gripe o diabetes. El alcohol es veneno para usted si es una alcohólica.
¡No está sola en la tortura indescriptible que es el alcoholismo. Hay muchos miles de mujeres como usted, en etapas iniciales o finales de desintegración. De los sesenta y cinco millones de personas en nuestro país que ingieren alcohol, más de cuatro millones son alcohólicas. Aproximadamente 650.000 de éstas son mujeres. Es difícil contarlas exactamente, pues las mujeres, especialmente las amas de casa, pueden ocultar su condición de alcohólicas mejor que los hombres. Pueden ocultar su enfermedad, por lo menos por un tiempo. Pero la mujer alcohólica sufre más intensamente que el hombre. Su sicología y su constitución es más compleja y sensible. Puede tolerar menos su propio desprecio de sí misma y sufre más que el hombre por el estigma social que una sociedad ignorante aún considera al alcoholismo. No necesito decirle que estoy segura de lo que le digo. Quisiera de todo corazón que todo esto no fuese más que una teoría interesante, pero bien sé que no lo es.
La arrogancia con que se defiende el hombre alcohólico, no llega a las mujeres hasta que casi han matado su verdadera personalidad. He oído a muchas mujeres alcohólicas decir: "Estaba completamente muerta por dentro. Nada podía llegarme y ayudarme."
Es muy difícil para la mayoría de las mujeres el admitir, aún a ellas mismas, que son alcohólicas. Sin embargo, esta admisión es el primer paso hacia la sobriedad y la normalidad. Si usted aún no ha dado ese primer paso, permítame que la ayude a darlo hoy. Pues si puede admitir que su pánico interior es síntoma de alcoholismo, quiere decir que está preparada para recibir ayuda.


 
Mi propósito al escribirle esta carta, es para decirle que a pesar de su desesperada enfermedad, usted puede "reincorporarse a la raza humana" y vivir una vida razonable normal. Es más, puede ser que encuentre que en su nueva vida es mucho más feliz que la mayoría de las personas. No podrá volver a la antigua vida que soportó antes que el alcoholismo la derrotara. Esa vida no era buena para usted. Intentó escapar de su frustración y desesperación por medio de la bebida. La vida de la cual le voy a hablar, está al otro lado de una gran experiencia, y usted puede encontrarla y ser exactamente lo que Dios quiso que fuese al darle la vida. (Hasta aquí la carta).
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Nota:

Recibe esta carta con amor y piensa que no la has leído por casualidad. Por mi experiencia, ya que pasé por momentos parecidos, te diré, que al acercarme a mi misma  encontré mi liberación y mi felicidad, pero también te diré que antes de hacerlo yo tuve que buscar ayuda externa  y esta carta que llegó a mis manos en aquellos días es un recuerdo de aquel tiempo.
Anímate y busca ayuda.




Los efectos del alcohol (al igual que el del resto de drogas y que la nicotina) tienen un mayor impacto en las mujeres que en los hombres, publicado en Alcoholism Clinical & Experimental Research.

El alcohol hace que pierdas un alto nivel de líquido,
de ahí la sed y también el dolor de cabeza ya que los vasos sanguíneos se dilatan para conseguir más agua y restablecer el equilibrio de nuestro cuerpo. Los dolores de estómago se deben al etanol, en altas cantidades provoca irritaciones en el estómago.

Dicen de una formula para saber si eres alcohólico, se trata de coger los mililitros que bebas al dia, los multipliques por los grados de alcohol de la bebida, lo multipiliques después por 0.8, y lo dividas entre 100. Un hombre sería bebedor excesivo si llega a 40, una mujer lo sería si llega a 24.

¡Muy curioso!
El cuerpo humano posee más de 100.000 millones de neuronas, en cada borrachera se destruyen 1.000.000 de neuronas, es una pérdida de neuronas que nunca más se volverá a recuperar.

Sintiendo el Cuerpo: Nuestro cuerpo puede darnos la solución




Nuestro cuerpo puede darnos la solución, y aportar algo que no habíamos tomado en cuenta sobre nuestra experiencia, un problema, o la toma de decisiones. Sucede que generalmente hemos pensado una y otra vez sobre eso que queremos cambiar, pero no logramos el cambio, seguimos en el mismo punto. Así que la propuesta es sencilla, incorporar el cuerpo en la solución.
A medida que vas adquiriendo práctica ya no necesitas pensar en ellos, de esta forma no se hará tan mecánico el procedimiento.
 A medida que vayas aprendiendo podrás ir acercándote de maneras más abiertas o creativas...
Si encuentras alguna de las instrucciones difícil o no la entiendes, no importa continúa con la siguiente de una manera gentil y amable. Siempre podrás volver atrás.
1) Crear un espacio
Permítete sentarte de manera cómoda, apoyar los pies en piso, colocar las manos en los muslos, soltar en la medida de los posibles cualquier tensión que percibas, y buscar un apoyo sólido con el respaldo de la silla. Observa la expresión de tu cara (sin ver un espejo) simplemente siente tu expresión y permítete soltarla un poco: dejar quela lengua se relaje, la boca se baje un poco, la frente se suelte, imagina que la garganta se afloja, Permítete ampliar un poco tu respiración sin forzarla, unas 10 respiraciones al menos. Suelta tu respiración y déjala estar a su propio ritmo. Ahora vamos a crear un espacio para nosotros mismos, vamos a simplemente reconocer lo que sucede en nuestra experiencia actual, y simplemente vamos a enumerar, percibir y reconocer todos los elementos: alguna preocupación, alguna tensión, alguna incomodidad aquí y allá, todo eso que te impide estar bien, y centrado. Simplemente reconócelas, ubícalas en tu cuerpo, y no te metas en ellas, simplemente pasa al siguiente aspecto de tu experiencia, y quizás puedas ver si hay algo más que te impida sentirte plenamente feliz?. Deja que tu cuerpo responda, y simplemente reconoce y percibe eso que surge. Es como realizar un inventario, que lo que sucede contigo aquí y ahora, y crear un espacio, una distancia adecuada entre lo que te sucede y tu.
2) Percibir la sensación
De estas cosas (problemas, preocupaciones, sensaciones, cosas pendientes) que descubriste dentro de ti, quizás algunas conocidas otras no tanto, te llamo la atención alguna de ellas, una que quieras explorar. Si te cuesta decidirte por una, simplemente escoge una, luego podrás volver a las otras si lo deseas con los mismos pasos. Cuando piensas en esa situación (sin adentrarte de cabeza a ella, simplemente llevando tu atención a ella) observa que sensación poco definida, vaga, y global surge en el centro de tu cuerpo (pecho, abdomen, garganta, pelvis,..), y permítete quedarte con esa sensación vaga, sintiendo su cualidad. Ir sintiendo la totalidad del problema en el interior de tu cuerpo.
3) Encontrar un asidero
Después que hallas pasado uno o dos minutos con la sensación, dándole permiso de estar en tu cuerpo, sin juicio, quizás aceptando su existencia, quizás puedas dar un paso en la dirección de tu experiencia, observa que cualidad específica tiene esa sensación vaga, como es? a que se parece? si tuviese un sonido como sería? un color? un movimiento? (escoge la vía para expresar y describir la cualidad de la sensación que se te haga más fácil). Deja que una palabra o una frase surjan de la sensación que percibes. (Podría ser: opresivo, liviano, duro, encerrado, vacío, temeroso, estancado, inmóvil, o una imagen, un sonido, o un movimiento). Pasa un tiempo (un minuto al menos), como quien se sienta con un amigo, o un niño, a escucharlo, sin juicio, de manera amorosa, y atenta.
4) Chequear
Cuando hallas conseguido algo que describa tu sensación global, una palabra o imagen, vuelve a la sensación, presta atención a ella, y chequea es realmente así como se siente? y observa cómo responde la sensación a tu pregunta. Quizás descubras que es exactamente así, o que no se parece tanto a eso, sino más bien a....y consigas algo que lo describa con más exactitud. Y vuelve chequear si tu descripción o expresión (palabra, imagen sonido, movimiento) le hace justicia a tu sensación del problema o asunto.
5) Preguntar
Pregúntale directamente a la sensación sentida (deja pasar los pensamientos rápidos que intentan responder racionalmente)
¿Que en mi vida se siente como esto? ¿Qué podría necesitar esto que siento o en mi vida? ¿Si esto hablara que me diría? ¿Qué necesito para sentirme mejor? ¿Qué es lo peor de todo esto? (escoge la pregunta que mejor se ajusta a tu experiencia)
Quédate con la sensación sentida el tiempo que sea necesario hasta que algo traiga un "cambio" en la sensación. Este cambio es lo que trae alivio a la situación.
6) Recibir
Permítete recibir y estar de acuerdo con la experiencia que surja sea cual sea, de manera amigable, quédate haciéndole compañía, y deja que ella te acompañe el tiempo que requieras. Quizás surgió un pequeño cambio en tu experiencia, luego vendrán otros si lo permites. Si deseas puedes retomar los pasos en el lugar que quedaste, o puedes quedarte recibiendo eso que surgió