Pasados unos instantes, observó como dicha ave encontró un huevo
de otro pájaro que, al parecer, había sido abandonado a su suerte. Así que lo
empolló con esmero hasta que el pichón rompió la cáscara y nació al mundo.
Pasado un tiempo, el pichón ya crecido habló a su madre adoptiva diciéndole:
"¿Cuando volaré?" Y el ave atada a la tierra le dijo: "¿Para qué
quieres volar? ¿No ves lo bien que vivimos tal y como estamos? Además, si
vuelas ya no te podré cuidar igual y en el mundo más allá de esta tierra hay
muchos peligros desconocidos... " El ave no sabía como enseñarle a volar
al pichón adoptado, ni sabía tan siquiera como arrojarlo del nido de manera que
aprendiese... Por otra parte, el joven pichón aunque reconocía la situación,
sentía una enorme gratitud hacia la madre que lo había empollado. "Sin ese
servicio de ayudarme a nacer," se decía, "seguramente estaría aún en
el huevo. Aunque aquel que puede empollarme, seguramente debe también saber
enseñarme a volar... Tal vez sea solo una cuestión de tiempo... o bien de mis
propios esfuerzos". Ante el eco final de estas pensamientos, Maharat fue
despertando poco a poco del ensueño. Se sentía desconcertado e incluso
extrañamente aliviado, así que decidió descender. Algo en lo íntimo de su
corazón sabía que había comenzado el camino del saber. Al poco, al pasar por
una ladera, se oyeron las notas de un laúd que acompañando el estribillo de una
voz que conmoviendo todo sus ser decía:
"Si quieres vivir como las águilas no vivas entre
gorriones"
REFLEXIONES
¿Sabemos cuándo es llegado el momento de decir, “sigo mi camino”
y “dejo atrás el pasado”? ¿Reconocemos cuándo es llegado el momento de decir,
“dejo atrás las ideas que me han servido hasta ahora”? Amigos, lugares,
profesión, familia, modelos mentales, jerarquía de valores... y tantos otros
posicionamientos que, a veces, la vida, nos demanda dejar atrás y permitir la
llegada de lo nuevo.
Si no queremos morir a todo lo pasado.
¿Cómo podremos renacer?
René Foueré
¡Cuánto miedo se experimenta cuando se desprende el pasado sin
todavía haber aparecido el futuro! Sin duda, tales momentos de abismo que la
renovación demanda constituyen las auténticas crisis de la persona. Se trata de
un miedo que asalta en situaciones en las que lo de atrás nos servía de
referencia y, en cierto modo, era nuestra seguridad, pero... desde hace un
tiempo, uno intuye que el modelo de vida en el que se encuentra ya no sirve.
Unas veces es el “patrón de relación” con el que habíamos iniciado una pareja,
el que está quedando obsoleto y, no sabemos como revitalizarlo. Otras veces, es
el trabajo que tanto nos motivaba el que comienza a pesarnos y sentimos que ya
no nos enseña. Son momentos en los que experimentamos que la casa en la que
vivimos se nos muestra vieja, las conversaciones habituales son previsibles y,
además ya ni interesan ni alimentan nuestra alma, sentimos que hemos perdido el
fuego y que estamos desconectados de la Fuente... no sabemos qué hacer...
miramos y no vemos ni una grieta de salida.
Son momentos en los que se aproxima un cambio. Al principio, no
sabemos ni siquiera qué es lo que queremos, pero sí sabemos que afectará las
áreas de nuestra vida en las que nos sentimos estancados. Poco a poco, sucede
que llegan los primeros deseos e intuiciones, y la nueva forma comienza a
revelarse en pequeños y ocasionales chispazos de lucidez. Sin embargo, lo que
en el fondo deseamos parece un sueño... no sabemos con certeza si es una
intuición o se trata de un simple deseo... hay tantos problemas e
inconvenientes que parecen impedirle la llegada.
Nada ocurre sin ser antes un sueño.
Carl Sandburg
Y sabemos que las serpientes, sin hacer precisamente nada
heroico, cambian de piel. Observamos la naturaleza y comprobamos como las varas
de bambú crecen y conforman otro nudo sobre el que se construirá otro ciclo y
se abrirá una nueva etapa. La naturaleza pide renovación en cada invierno
agónico en el que, tras la muerte de lo viejo, brota una nueva y más amplia
forma de vida en nombre de la Primavera. ¿Acaso no somos también todos los
seres humanos ésa misma Naturaleza que se transforma? Por un lado, sentimos
resistencias y miedos al cambio. En realidad, no queremos sufrir ni pensar que
podemos causar sufrimiento, y además, no vemos claro cómo sobreviviremos a
todos los niveles en el nuevo escenario. Sentimos que perderemos lo que hoy
todavía algunas veces, pocas, nos conforta, aunque todo esté estancado
alrededor del modelo que caduca y se acaba. Por otra parte, sentimos brotes de
un horizonte que se despliega en instantes chispeantes. Sabemos que Eso es lo
nuestro, pero parece tan difícil poder llegar y vivir en esa realidad
presentida. Por otra parte, sentimos que nos encontramos muy solos en el
proceso de cambio. Nos dicen que estamos locos si perdemos ahora lo que nos ha
costado tanto conseguir. Además... qué dirán nuestros padres y
familiares...
El futuro solamente dejado a sí mismo solamente repite
el pasado. El cambio sólo puede ocurrir ahora. Nisargadatta
¿Qué puede uno hacer ante tal pulsión que clama ansiosa por el
cambio, pero siente que ni puede, ni sabe cómo será capaz de abrirse a él? Los
Despiertos dicen que tal vez, lo único que hace falta es tan sólo no oponer
resistencias a “lo que viene” y confiar en la perfección del Universo que
siempre conspira para nuestro crecimiento y realización completa.
“Fluir atentos” se llama el modo más óptimo de recorrer la vida.
Fluir es lo que hacen las aguas del río cuando descienden hacia el particular
mar que les espera. Fluir es abandonar resistencias y adaptarse al terreno en
cada palmo y en cada pequeña cascada. Flexibilidad en cada instante. “Atención
Sostenida” es el emblema del que fluye y permite que Eso nos encuentre y que
las soluciones aparezcan. Fluir atentos para entrar en el nuevo nivel de
consciencia en el que los viejos problemas, pronto parecen tan sólo sombras que
se esfuman y alejan.
Sólo el cambio perdura. Heráclito
¿Cómo saber lo que en realidad queremos que
suceda? La “atención sostenida” es una forma de escuchar al alma, observando
los propios procesos emocionales y mentales. Es una forma de confiar en las
intuiciones y mantener en cada instante la consciencia despierta. La salida del
laberinto conlleva plena aceptación y confianza en el proceso de despliegue que
nuestra mente profunda, al igual que la semilla, realiza en nombre de nuestros
deseos y de nuestras motivaciones más sinceras. En tiempo de crisis ¡Atención!
Hay grandes oportunidades que esperan nuestra mirada. Más tarde, cuando se hace
de nuevo Luz en nuestra vida, es tiempo de nacimiento entre rasgos de
prudencia. Hay muchas ocasiones en las que no parece conveniente forzar el
abandono del pasado, más bien se trata de clarificar la mente buscando ratos de
silencio y conversaciones sinceras. Poco a poco, y conforme la transparencia se
recupera, las propias limitaciones que antes parecían “misión imposible”,
comienzan a desprenderse al tiempo que nos liberan.
Jamás cierro la puerta a mis espaldas sin ser consciente
de estar realizando un acto de caridad conmigo mismo. Peter Hoeg
A veces, nos damos cuenta de que la
necesidad de seguridad inhibe y paraliza la libertad de acción que
desbloquearía al alma. Otras veces, sentimos que brota un extraño impulso de
aprender y evolucionar, al tiempo que nos damos cuenta de que ya estamos
saturados de las viejas maneras. De pronto, llega una oportunidad que pone las
cosas en su nuevo sitio, sin que hayamos perdido las pistas del camino y de la
paz duradera. En realidad, intuimos con certeza que el Universo conspira en el
apoyo a la realización de nuestras capacidades más insospechadas.
La posibilidad de hacer realidad un sueño es lo que hace
interesante nuestra vida.
Paulo Coelho
Extraído de Cuentos para aprender a aprender de José
María Doria