PNL aplicada a la meditación




El principal reto al sentarse a meditar (una vez superada la pereza de hacerlo) es lograr no dejarse llevar por nuestro propio discurso interno (o gremlin, o loro, según las versiones existentes…) y que la práctica no se convierta en otro silencioso monólogo de ésos a los que nos tenemos tan acostumbrados…

En eso consiste la práctica principal de la meditación, dejar que los pensamientos corran por su lado, sin aferrarnos a ellos, y observar y experimentar qué ocurre entonces… La práctica es ardua y desmoralizadora al principio, cuando, aparentemente, la persona no aprecia resultados (en realidad las “malas” meditaciones son la base necesaria sobre la que se construyen las “buenas”, pero eso es tema para otro post).

Por eso quiero traer aquí un método para reducir el diálogo interno durante la meditación, basado en la teoría de los movimientos oculares desarrollada por la PNL, que pone de manifiesto la relación entre los ojos y el cerebro y muestra que, en función del tipo de pensamiento o recuerdo que estemos teniendo, el ojo se mueve en sentidos diferentes (¡sobre este tema hay amplia información en Internet!). Conectamos con nuestro diálogo interno al mirar hacia abajo y a la izquierda, por lo que lo que evita esta meditación, precisamente, es realizar este movimiento (ni ningún otro, en realidad).

He aquí la receta: Prepararnos para meditar frente a una pared, a 1,5 metros de ésta (sentados en el suelo o en una silla, eso al gusto). Acercarnos a la pared y colocar una chincheta, calculando que nos quede a la altura de la frente. Sentarnos a meditar y mantener los ojos abiertos el mayor tiempo posible, con la vista fija en la chincheta y sin pestañear (no pasar de los 2-3 minutos). Hacer varios intentos, y repetir varias veces al día. Los ojos lagrimearán y lucharán por cerrarse, pero si nos sobrepasamos ese tiempo prudencial no nos haremos daño, y mejoraremos rápidamente nuestra concentración y la calidad de nuestra meditación.

La propuesta es de Salvador A. Carrión, uno de los pioneros de la PNL en España, aunque estas cosas, como es de suponer, están ya todas inventadas desde hace siglos o más…

En la tradición tibetana Bön y en las ramas más antiguas del Budismo tibetano una de las prácticas iniciales de toma de contacto con la meditación consiste en mirar fijamente y sin pestañear una imagen de la “a” tibetana (en la foto), que también se colocan, estratégicamente, frente a los ojos. Los monjes novicios se pasan una semana entera con esta práctica, en varias horas de meditación repartidas a lo largo del día, antes de pasar a prácticas más complejas. Y seguro que otras tradiciones cuentan con prácticas similares.


Débora Altit



BLOQUEANDO PENSAMIENTOS NEGATIVOS (Ejercicio)




De todos es sabido las limitaciones que nos generán los PENSAMIENTOS NEGATIVOS. En ellos se implican una serie de EMOCIONES, también necesarias para el ser humano, que nos crean un malestar físico y mental.


Para intentar aliviar esta carga os muestro un ejercicio que os puede resultar de mucha ayuda.


1º Piensa en algo que te produzca ansiedad o tristeza.


2º Cuando empieces a sentirlo, mira hacia arriba a la izquiera (sólo con tus ojos no gires tu cabeza, como en el dibujo).








3º ¿Qué ha pasado? lo más probable es que los pensamientos negativos hayan desaparecido.


4º Al girar nuestros ojos las emociones cambian.


5º Acordaros siempre de este hecho neurológico, si miramos hacia arriba nunca podemos pensar en negativo.



¿Creces conmigo o te quedas?



Por José María Doria


” Cuando despertemos
Salgamos suavemente de la cama
Salgamos de puntillas y en silencio de la oscura habitación
Y sumerjámonos en la luz de la mañana
Vamos a jugar aquí
No zarandeemos a los demás en sus lechos
Pues están durmiendo porque todavía necesitan descansar
Cuando despierten y oigan nuestros juegos
Sin duda vendrán y se unirán a nosotros ”

Michael Brown




Estoy dedicada a un trabajo personal de crecimiento e investigación y mi pareja no me sigue e incluso me critica. Me dice que esos son mis rollos y no me siento comprendida.


Lo que se plantea en esta pregunta se lo cuestionan muchas personas. Se trata sobre todo de mujeres con maridos que no comparten las mismas formas de desarrollarse y cultivar el alma.


Partamos de la base que el despertar psicológico y espiritual que despliega veloz en el mundo occidental, ha sido primeramente “sintonizado” por la parte femenina de la raza humana. En realidad es a través de nuestro hemisferio cerebral femenino que conectamos con la esfera subconsciente para desde ahí, hacer el viaje hacia la intuida supraconciencia.






En la sociedad actual las mujeres son las primeras en buscar el espacio de lo sutil y cultivarse en el ámbito de la visión profunda. Y aunque esto es bien cierto, se observa cada día un creciente aumento del número de hombres resonando con la búsqueda interna.
¿Cuál es la razón del mayor número de mujeres en proceso de autoconciencia?


La causa tiene que ver con el acento en la razón y la lógica que posee la parte masculina de las personas. Un acento que a menudo actúa como muro resistente a los mensajes sutiles de la intuición, así como de la sensibilidad corporal y las pulsiones de la subconsciencia. Un acorazamiento de lo sensible que dando primacía de la “cabeza lógica”, prioriza los asuntos que se desenvuelvan en la mente concreta. Una mente que procede a filtrar y aplazar todas aquellas inquietudes que le lleven a marcos de descubrimiento en el abstracto e intangible camino que atraviesa las apariencias.


Si a esto unimos que los primeros pasos de dicha interiorización, están tejidos de vivencias que no pueden ser racionalmente enmarcadas, se comprenderán mejor las resistencias a “abrirse” que la parte masculina experimenta. Y si además resulta que el camino iniciático del descubrimiento y la autoconsciencia conlleva cierta conexión con la propia vulnerabilidad, será entonces cuando la apertura prometida, deberá todavía enfrentar más corazas y resistencias.


Sin embargo, si observamos cómo se comporta la inteligencia de vida, comprobaremos que a todos, incluidos quienes están identificados con la mente masculina, llega su propio momento de ensanchar la visión y profundizar en la realidad interna. Puede reconocerse que el cambio evolutivo hacia la integración, tarde o temprano alcanza incluso a los que se encuentran más “protegidos” en sus “antiguas” corazas.


Nuestra parte masculina, en general encarnada de forma más acentuada en los hombres, se resiste a la percepción de lo sutil porque está muy ocupada con la necesidad tangible de “cazar” y lograr en la realidad externa que fabrica la mente lógica. Una preferencia que suele desbalancear el ideal equilibrio entre la ciencia y el arte que todos los seres humanos anhelan. Sin embargo llega un día no casual en el que tal actitud de defensa se ve torpedeada por una especie de conspiración de causalidades, es decir, de hechos que a menudo con nombre de “desgracias”, deconstruyen la inexpugnable Bastilla.
¿Acaso resulta positiva la desgracia?


La desgracia no es más que una interpretación de un suceso doloroso, por lo tanto dependerá de lo que uno se capaz de ver más allá de las apariencias. Sabemos que no es extraño que a la vida del pragmático ego masculino, llegue una cadena de acontecimientos o “ángel negro” que no sin dolor, desmonte las resistencias que éste erige a lo nuevo, y desde ahí se asista a una gran apertura de conciencia. Se trata de una situación deconstructora urdida por el misterio y la sincronía que, de pronto, trayendo inesperadas “noticias”, ofrece un caos a este buen hombre que de pronto ve “patas arriba” su vieja vida.


Y aquel racionalista que nada quería saber de los “rollos de su esposa”, de sus libros, de sus profesores y de sus conversaciones ilusorias con pinta de sectarias, de pronto se abre inocente a practicar aquellas absurdas meditaciones y yogas mañaneros que ella realizaba. Es decir, se abre a algo tan aparentemente ambiguo y poco productivo como enfocar la atención a la respiración, y observar ecuánime el ir y venir de sus ideas…


Y sucede que poco a poco se atenúa el dolor de las duras pérdidas que contraían a este masculino con contracturas. Y también sucede que el hecho de experimentarse en un nuevo estado mental alivia su tensión, al tiempo que le permite una tregua al recuerdo de reciente desposeimiento que tanto le obsesionaba. Una cosa tras otra, y todas con aspecto de haber sido orquestadas por una especie de plan inteligente, comienzan a infiltrar en su ser una especie de “virus de serenidad y darse cuenta”. Un virus que, al parecer, este tiempo actual expande gratuitamente y de forma generalizada. Es decir que sucede de uno en uno y de dentro a fuera.


El tiempo pasa, la enseñanza penetra
y la pareja disminuye el desentendimiento que los separa.


Poco a poco, el camino del silencio da frutos,
y cada cual con su correspondiente perspectiva,
comparte el desarrollo transpersonal que da sentido a su vida.